sábado, 8 de diciembre de 2012

En Chile no existen patrimonios

 Esa falsa ilusión arraigada innatamente de identificar lo nuestro, de reconocer la tierra que nos vio nacer, se ve minimizada por la constante represión de la élite neoliberal y su monopolio de violencia legal. A un lado se deja la cordillera, los ríos vírgenes y los bosques que funcionan como pulmón, para qué hablar de las costas chilenas, prácticamente hecha de playas privadas. Es así como acciones por ejemplo de La Ley Longueira o HidroAysén convierten los valles sagrados en algo que se compra a precio de papel moneda, en propiedad de empresa, en el fin de la vida empezando po la flora, fauna, hasta llegar a las masas errantes de población humana. La controversial disputa del tribunal de La Haya os muestra la misma farsa de hace siglos: El creer que como ciudadanos íntegros y chilenos podamos luchar por un patrimonio nacional, patrimonio que se reduce a una propiedad material que llenará las arcas y bolsillos de las siete familias más ricas de todo Chile.  Lejos la privatización del mar repercutirá en el futuro, pues sólo el diez por ciento de las costas se destinará a pesca artesanal, esa que hace que usted coma pescado en su casa, y eso sin mencionar la deplorable rutina que un pescador enfrenta a diario, o sea el Estado no es la gente sino tipos de terno que llegan a la casa (bien lujosa por cierto) a estar con sus hijos que también viven la de Bilz y Pap, ciertamente el pueblo ha luchado por revertir esto. Aquello lo vimos no hace mucho cuando en medio de una protesta, una joven es atropellada por una moto de Carabineros, que porsupuesto segundos antes el conductor, pateó a otro joven marchando pacíficamente. Mi mensaje no cambia: Infórmese bien, no crea todo lo que dice la tele, lo cierto es que ya ni la prendo, y si quiere informarse de verdad, prenda el computador y visite páginas alternativas, no luche por una causa mágica.

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